La parábola de la rana hervida

A veces es necesario algo que nos lleve al extremo para que reaccionemos antes de morir lentamente:

Si se echa una rana a una olla con agua hirviendo, ésta salta inmediatamente hacia afuera y consigue escapar de la olla sin haberse quemado ni una pestaña.
En cambio, si inicialmente en la olla ponemos agua a temperatura ambiente y echamos una rana, ésta se queda tan fresca dentro de la olla. Pero cuando, a continuación, comenzamos a calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona bruscamente sino que se va acomodando a la nueva temperatura del agua hasta perder el sentido y, finalmente, morir literalmente hervida.

Fuente: Contra ejemplo

¿Y porqué os cuento estoy hoy? para que estéis atentos a esa pequeña incomodidad que tenemos a veces en nuestra vida pero a la que nos acostumbramos aunque no nos haga bien. En el ámbito de los estudios puede ser esa rutina que nos roba la energía para estudiar y acabamos estudiando cansados y de cualquier manera.

A mi me ayuda recordar esta parábola de vez en cuando para analizar mi día, mis rutinas y pensar en esas cosas para las que nunca saco tiempo pero me ayudarían a salir de la olla.

Suma esto al Teorema de Pareto sobre las actividades que nos llevan al éxito. Hay veces que nos ofuscamos en tareas que no nos dejan llegar a dónde queremos.

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