La CIENCIA es para los CÓMICOS: Monólogos Científicos en el Aula

Siempre he creído que lo más importante en la vida y en la ciencia, es tomársela con humor.

Sobrevivir a un doctorado te convierte forzosamente en una optimista vital. Y es que ser científico en este país, es un acto heroico. Tanto como enseñar Ciencias en un aula de Secundaria, donde el principal reto es motivar al alumnado y capturar su atención más allá de los límites de la programación.

De toda la vida, los profesores de Ciencias hemos sido considerados el enemigo público número uno en los institutos del mundo. El motivo es sencillo: nuestras materias exigen a los estudiantes capacidad de razonamiento, así como un robusto aparato matemático, al que muchas veces no le ven aplicación práctica. Nuestra tarea como docentes debe ser la de derribar los prejuicios del alumnado en las asignaturas de Ciencias, acercándolas a su realidad. ¿Por qué no utilizar el humor como herramienta para hacerlo?


Mi primera incursión en el mundo del monólogo científico tuvo lugar en el año 2017, cuando fui seleccionada como semifinalista en el concurso FameLab España, organizado por la FECyT y el British Council. Por aquel entonces, llevaba un año realizando PCRs para mi tesis doctoral en el laboratorio de Parasitología de la Facultad de Veterinaria de Lugo.

Cuando la gente me preguntaba a qué me dedicaba, yo me esforzaba en explicarlo de la manera más técnica posible, obteniendo como resultado la cara de incredulidad de mi interlocutor. Por esta razón y coincidiendo con el boom de Masterchef en televisión, se me ocurrió explicar el procedimiento como si de la elaboración de un bizcocho se tratase, lo que dio origen al monólogo con el que participé en el certamen.


En aquel momento, me di cuenta de la importancia de explicar conceptos científicos partiendo de realidades cotidianas y del valor del humor como recurso para romper las barreras entre el público y el orador, o lo que es lo mismo, entre el alumnado y el profesor.

Esto lo saben bien los monologuistas de Big Van Ciencia, un grupo de científicos de distintos campos, que desde el año 2013 acercan la ciencia a través de este formato a la población general. Quizás os suenen nombres como Eduardo Sáenz de Cabezón, matemático presentador de Órbita Laika en la 2 o Javier Santaolalla, físico youtuber y escritor. Os invito a visitar su web (http://www.bigvanciencia.com/).


Y tú¿Crees que no eres capaz de hacerlo porque no te consideras gracioso? Tengo buenas noticias y es que el monólogo científico, a diferencia del tradicional, no tiene por objeto hacer reír a carcajadas, sino transmitir conocimientos de forma amena mediante el uso de un lenguaje fácilmente accesible. Es por eso que cualquier profesor o profesora, gracioso o no, está sobradamente capacitado para implementarlo en el aula. Los únicos requisitos indispensables son un profundo dominio del tema y unas mínimas habilidades de oratoria, requisitos ambos adquiridos en nuestra práctica docente.


La idea suena genial pero… ¿Por dónde empezar? Apunta, que te doy la receta para cocinar tu primer monólogo científico:


1- SELECCIÓN DEL TEMA Y ESCRITURA DEL BORRADOR.

A escoger de entre los que conforman el currículum de la materia. El monólogo ha de estar dividido en presentación, desarrollo y cierre, y tener una estructura circular. Una buena forma de empezar es utilizando la frase “¿Os habéis fijado qué…?”. A continuación, se desarrollará el contenido y por último, se volverá a mencionar lo que se dijo al principio, aprovechando este momento para introducir alguna broma.


2- REVISIÓN Y CORRECCIÓN

La duración óptima de un monólogo científico es de tres minutos, lo que equivaldría a una carilla y media de texto. En esta fase, es fundamental eliminar todo lo accesorio para evitar perder la atención de nuestro alumnado.


3- INTRODUCCIÓN DE LOS CHISTES.

Los chistes servirán como puntos de inflexión en nuestro discurso. No debemos perder de vista el hecho de que el humor adolescente no es igual al adulto, por tanto, tendremos que trabajarlo. Así, es recomendable copiar las fórmulas de humor de los monologuistas que triunfan entre ellos (muy en auge, David Broncano). Aunque no lo creas, existen múltiples fórmulas de humor para enriquecer nuestro monólogo, sólo hay que observar y aprender de los profesionales. ¿Quieres saber cuáles son? Próximamente, te revelo sus secretos.


4- ENSAYO Y PUESTA EN ESCENA.

Una vez terminado, deberás ensayar tu monólogo frente al espejo y por supuesto frente al público, para valorar si efectivamente las bromas funcionan. Prueba primero con familia y amigos, y no tengas miedo de llevarlo a tu aula, porque te aseguro que vas a triunfar. Conviértete en un profe de ciencias molón!

Te dejo aquí también su blog: demayorquierosercientifica.blogspot.com


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